Corría el año 2014. Nerea sólo tenía 9 años, pero ya sentía una enorme curiosidad por instrumentos como el violín, la flauta o el saxofón. Por eso, cuando en su colegio de la localidad madrileña de Getafe le ofrecieron la oportunidad de unirse a una orquesta, no lo dudó ni un instante: estaba ante una oportunidad.

Aquella no era cualquier orquesta. Se trataba de La Música del Reciclaje, un proyecto pedagógico y musical dirigido a niños y niñas procedentes de entornos vulnerables que hoy, diez años después de su fundación, está plenamente consolidado. Al entrar a formar parte de ella, los escolares reciben formación musical y, lo que es más importante, se integran en una orquesta profesional única. ¿Su particularidad? Está formada por instrumentos reciclados.

“La orquesta es mi vía de escape”, cuenta Nerea. “Hace que me olvide de todo y esté feliz. Es algo que me llena el corazón y me hace disfrutar de lo que hago y me apasiona. Además, me gusta ver cómo disfruta la gente al escucharnos, que se emocionen, bailen y lo pasen bien gracias a la música”, explica.

La Orquesta de la Música del Reciclaje aúna muchas virtudes. Es un proyecto de superación personal y que supura amor por la música, pero en el que el cuidado del medioambiente también juega un papel esencial. Hasta el día de hoy, más de 140 niños y niñas han encontrado en la Orquesta una forma de salir adelante y han entendido hasta qué punto puede llegar la segunda vida de muchos objetos. Además, en los últimos dos años, y de la mano de Aldeas Infantiles, el proyecto se ha puesto en marcha en otras ciudades como Valencia, donde cuenta con 26 chicos y chicas que reciben clase de percusión y viento metal, y en Granada, a través de la Aldea y Centro de Día de Albaicín.