Dar forma al tamarismo es más complicado de lo que parece. Se puede caer en muchos clichés, o seguir toda la identidad visual y narrativa que vimos en ‘Veneno’. Pero eso no ha ocurrido. Más bien, vemos la esencia de la productora que viene, Suma Content, pero no una repetición de estructura.
La serie, disponible en Netflix, va mostrando una realidad contada desde diferentes visiones, como la vida misma. De ahí que se contradigan historias, visiones. Y eso hace que sea mucho más especial, ya que sentimos que podemos “comprender” a cada persona que formó parte de este tiempo.
El proyecto muestra tanto los comienzos artísticos de Yurena, quien se dio a conocer como Tamara, como los momentos que fueron esenciales para conformarse como uno de los iconos más populares de inicios de los 2000.
Rememoramos el lanzamiento de su ‘No cambié’, hasta la figura de Margarita Seisdedos, madre de Yurena, que fue un pilar indispensable en este tamarismo que da forma Vigalondo. Además, lo bonito del proyecto es justo eso: la presencia de todas las personas que conforman este universo.
No es una serie que se focaliza únicamente en la artista, sino que recordamos y escuchamos la supuesta opinión de figuras que marcaron ese periodo: Leonardo Dantés (compositor del hit No cambié), Paco Porras (el vidente de las verduras y compañero de Yurena en algún montaje), Arlequín (el supuesto villano)…
Sin duda, esta serie está construida con mucha cultura popular y se ha dado forma con mimo, sin caer en el chiste fácil con Yurena ni con los demás personajes. El humor se palpa, porque era imposible no hacerlo, pero no hay una oscuridad ahí. Más bien, la interpretación está cuidada, hecha con cariño, y así mismo lo sintió Tamara al ver a Ingrid García Jonsson darle vida.
Comentarios de las entradas (0)