Una soltera de ‘First Dates’ se queda en shock al descubrir quién es su cita
First Dates se ha convertido en uno de los programas más cómicos de la televisión de nuestro país. Si bien se trata de un formato al que acuden personas de todo tipo en busca del amor y de la persona adecuada, cada día es escenario de situaciones surrealistas e icónicas que entretienen y divierten a millones de espectadores.
Carlos Sobera y todo el equipo del programa de Mediaset España intentan que los participantes disfruten de la velada junto a una persona que encaje dentro de lo que ellos mismos marcaron que estaban buscando. Sin embargo, no acertaron al juntar a Agustín y a María Luisa.
Agustín es un hombre viudo de 75 años que tiene dos hijos. El soltero se presentó como una persona vital a la que le gusta hacer cosas y no parar quieto ni un segundo. »Soy de discoteca (…) El baile es un poco puterío. Llego a casa a las 6 y 7 de la mañana», explicó dejando claro que es un alma joven, pero que no busca juergas, sino una relación formal.
La sorpresa fue mayúscula cuando María Luisa, una jubilada de 68 años de Gijón, entró por la puerta del restaurante de Cuatro y reconoció a su compañero de velada. »No, por favor», se le escapó al descubrir que Agustín sería su cita esa noche. Cuando Sobera les preguntó si se conocían, ambos respondieron que sí, ya que han sido compañeros de baile en algunas ocasiones.
En un momento dado, la soltera le aconsejó a su cita que debería ir más moderno a los bailes y este respondió que tiene todo tipo de ropa. Cuando Agustín le habló de su rutina y le confesó que se levanta todo los días a las 6 de la mañana para salir a andar, la jubilada no mostró ni el más mínimo aprecio: »Me da igual que camine, que flote o que no sepa nadar. Yo lo que quiero es que me haga tilín y no lo hace».
Como era de esperar, María Luisa contestó ante las cámaras del programa que no tendría una segunda cita »como pareja» con Agustín, algo que rompió el corazón del viudo en mil pedazos, ya que él ya había reconocido que le encantaría cenar con ella y conocerla un poco mejor.
»Que nos vaya muy bien a los dos», sentenció de manera firme la asturiana mientras su cita le sostenía la mano con fuerza y le decía en tono triste que tuviera buen viaje de vuelta a su tierra natal.
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