El disparate de película que arrasa en Netflix

El disparate de película que arrasa en Netflix: su historia no deja indiferente a nadie.

Podría considerarse una versión ‘a la francesa’ de una de las mejores películas de terror y suspense de la historia del cine ‘Tiburón‘.

‘En las profundidades del Sena‘ sigue la historia de Sophia (Bejo), una científica marina que descubre, gracias a una joven activista, de que un enorme tiburón mako vive en las profundidades del río parisino.

Y para colmo, ese fin de semana se realiza una competición de natación por el Sena. Como parte de los preparativos de la capital francesa de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024.

Para evitar un baño de sangre en el mismísimo centro de la ciudad, su única alternativa es colaborar con el capitán de la policía fluvial del Sena.

A pesar de que su título y su tono dramático huye de la serie B a la que claramente pertenece.

Esto tiene toda la cara de un telefilm traducido como ‘Tiburones en París’, mucho más llamativo, fácil y acorde a lo que ofrece.

Y su problema precisamente es ese, que no acepta su condición de película mucho más cercana a ‘Sharknado‘ que a ‘Tiburón‘.

No que lo sea. Sus ínfulas de ecothriller en el que se mezclan conceptos de ciencia ficción de ‘Jurassic Park‘, ‘El planeta de los simios‘ y el cine de catástrofes chocan con la desgana a la hora de construir sus situaciones y sus personajes, que no pueden ser más tópicos.

Mención especial merece la alcaldesa, una parodia totalmente fuera de tono de su homólogo en ‘Tiburón‘.

 este tipo de cine de género suele justificar sus locas propuestas (un tornado de tiburones, un tiburón de 5 cabezas, tiburones zombis…) con explicaciones más locas aún, y el aficionado se lo perdona todo porque sabe a lo que va.

Hasta el cine más comercial, como la reciente ‘Megalodón 2: La fosa‘, ha aprendido cómo jugar con esas reglas.

Pero ‘En las profundidades del Sena‘ ni siquiera se esfuerza en ello. Las cosas pasan porque sí, y es lo que hay. Ya se aclararán si acaso en una continuación, después de un final abierto (porque para qué pensar un cierre) que amenaza con iniciar una saga.